
Hay vida después de la muerte. Se ha demostrado en el parque del Palacio de
La finca es municipal y los jardineros la cuidan con esmero. Tiene
Desde el año 2000 Verdeja trabaja para los servicios municipales de jardinería. Modela los tocones con navaja y formón. Su pasión personal desde hace años es trabajar la madera y en su casa elabora figuras y bastones, para su propio disfrute. Ahora ha encontrado en
Sillas y pingüinos
Aprovechando la gran rama arrancada de un árbol hizo un asiento. Un sillón con respaldo tallado ha surgido del tocón de un buen aylanthus altísima, de unos 30 años, caído en los temporales del pasado invierno. Del tocón de un pino surge un pingüino y de otro una flor, que ya ha sido maltratada por los gamberros: le ha arrancado algunas hojas. El tocón de un pino de más de 45 años es ahora un banco. De un veterano olmo, junto al minizoo, surge otro banco, muy usado por los paseantes.
«Hasta después de muertos los árboles nos acompañan, forma parte del ciclo natural, de la biodiversidad». La concejala de Medio Ambiente, Carmen Ruiz Lavín, apasionada de la naturaleza contempla agradecida como el jardinero ha conseguida dar nueva vida a los tocones de los árboles destrozados. Rogelio, que forma parte de la brigada de cirugía arbórea y poda de los parques de Santander, simplemente da las gracias por dejarle trabajar la madera de los árboles que cuida.
Los tocones de los árboles cortadosse conservan durante un tiempo para que se descompongan de manera natural. Así se limita la necesidad de hacer aportes externos de nutrientes y se favorece la biodiversidad. Además, bajo el suelo, las raíces de los árboles siguen aportando alimentos a diferentes organismos que, a su vez, son alimento del resto de la cadena alimenticia.
Lo dijo Chateaubriand: «Los bosques anteceden a los pueblos, los desiertos les siguen».
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